Pippi Calzaslargas o Ikea: Suecia define sus “cánones culturales” y genera polémica

Una colección vasta, aunque algo heterogénea. El acervo cultural de Suecia, presentado al público el martes 2 de septiembre, asciende a cien. Incluye clásicos literarios, películas, obras maestras, obras musicales y monumentos importantes. Pero también documentos que han marcado la historia política y social del país, descubrimientos e innovaciones, sitios religiosos, zonas industriales e instituciones económicas.

Esta variada colección es fruto del trabajo de expertos realizado por encargo de una comisión designada por el gobierno de derecha, tras su llegada al poder en otoño de 2022. «El objetivo», recordaron sus miembros el martes en un artículo publicado por Dagens Nyheter , «es crear herramientas vivas y prácticas para la educación, la comunidad y la inclusión».

Porque en una Suecia “dividida” es “necesario clarificar y hacer accesible el patrimonio cultural que ha dado forma al país, para que sirva como marco de referencia común para los ciudadanos, nuevos y ya establecidos”, considera el gobierno en su página web.

Se invitó al público a presentar propuestas en un sitio web específico. Se recibieron casi diez mil, algunas de las cuales se incluyeron en la selección final.